01:09 a.m. Otro día más. Pasa el tiempo y yo sigo tirada en la cama, esperando impaciente el momento en el que mi maldito cerebro decida apagarse y me deje dormir, pero no puedo engañarme a mi misma. Sé que ésta es otra de esas noches, y también sé lo que eso significa.
01:26 a.m. Los minutos pasan cada vez más despacio. Mi cerebro sigue igual de despierto y mis ojos permanecen abiertos. Tengo que dejar de darle tantas vueltas a las cosas, no es bueno para mi.
01:43 a.m. Lo sé, necesito dormir. Todas las personas necesitamos dormir, es importante, mejora el rendimiento, hace que tus sentidos puedan estar alerta durante el día y te ayuda a tener buenos reflejos mientras estas despierto...
02:12 a.m. A quién quiero engañar, es ahora cuando mis sentidos están alerta. Quiero aprender a no pensar las cosas tantas veces, cada vez que recuerdo su mano en mi cintura se me dispara el corazón, se acelera mi respiración y me pongo nerviosa, y claro... así no hay quien duerma.
02:37 a.m. Joder, es que esa sonrisa me quita el sueño... ÉL ME QUITA EL SUEÑO. Podría dibujar cada uno de sus rasgos a la perfección aún sin verle durante meses.
02:55 a.m. Recuerdo esa frase de un poeta daltónico: "Siempre escribo por las noches porque me sobra el tiempo que te guardo." M. M. Maribona, si no me equivoco.
03:11 a.m. Voy notando el sueño, ya no siento escalofríos al imaginarme tu sonrisa. Me obligo a mantener los ojos cerrados, a centrarme en otras cosas, pero siempre vuelves.
03:32 a.m. Es frustrante pensar que tú eres el culpable de mi insomnio, no mereces mi descanso porque no mereces la pena, y yo lo sé, pero me cuesta asimilarlo.
04:00 a.m. "Reconócelo, tu insomnio tiene nombre y apellidos, aunque éstos sean los más bonitos del mundo..." Maldita conciencia.
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