Todavía me cuesta saber
Qué fue exactamente lo que me enganchó de tí.
No sabría decir
Si es la forma que tienes de acariciarme
cuando tus manos,
que reclaman pasión,
tratan de contenerse
para no perder la delicadeza en nuestro tacto.
Tal vez sea,
esa forma tuya de hacerme sentir única,
cada vez que mis labios,
desesperados,
buscan los tuyos
y los encuentran.
Da igual cuántas veces mi boca
reclame tu atención,
porque la tuya siempre atiende
a mi necesidad de ti.
Qué lecciones quedarán por aprender
si la más importante ya me la has enseñado tú.
Porque fue contigo,
con quien aprendí a querer bien.
Y ahora,
son tus ojos mi suerte
porque me siento afortunada
cada vez que me miras.
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