Tempus Fugit

Vuelvo la vista atrás y veo todos mis recuerdos pasar de una manera fugaz. Ese tiempo se acabó. Un pasado lleno de primeras veces, y también de últimas. Y parándonos a pensar, parece que, el tiempo, se vuelve en nuestra contra. Que nos persigue, que no cesa, que nos obliga a continuar incluso cuando no queremos, porque se agota, se acaba y debemos aprovecharlo... Pero no es así.

Si, el tiempo pasa, y cada paso que damos en el camino de la vida es un paso que no podemos volver atrás. No podemos parar el tiempo, y mucho menos cambiar el pasado, así que seguimos avanzando... Hasta que, definitivamente, el tiempo se agota y nuestro camino se acaba. 

Pero debemos verlo de otra manera. El tiempo es una oportunidad, es una oportunidad para hacer algo bueno, para sembrar el camino a nuestro paso, para disfrutar, y así, quien siga tus pasos, será mucho más feliz. 

No debemos huir del tiempo, no quiere agotarnos, quiere acompañarnos. No nos persigue, nos incita a avanzar. 

El tiempo nos pisa los talones... No sé vosotros, pero yo le he dado la mano.

Ojalá no se acabe nunca

Ojalá no se acabe nunca. 

El brillo en tu mirada, y en la mía.

Las sonrisas bobas, las mejillas coloradas. 

Las risas y las tonterías.

Las cosas que descubro de ti, y tú de mi. 

Las lágrimas de amor mutuo.

Esas heridas que cicatrizan a tu lado.

Cada mañana contigo, y también cada noche. 

Tu aliento en mi cuello.

Las cosquillas en la espalda.

Los escalofríos y la piel de gallina.

La necesidad de abrazarnos. 

Las palabras bonitas, los gestos más bonitos aún.

Lo que eres sin mi.

Lo que soy sin ti.

Lo que somos juntos.

Cada recuerdo contigo, de ahora y de antes.

Las ganas de más.

El amor bueno.

Tú.